Me fui de Nuevo León hace en el 2011 y vine a probar suerte a la Ciudad de México, ya tenía una carrera de actriz allá, pero había una necesidad de estar en un escenario, no es que un set de grabación no me gustara pero la adrenalina de cantar con el público es algo que me encanta.

Por el año 2018 conocí a Vladimir Suárez, mi productor, un excelente ser humano que me ha ayudado muchísimo a hacer este sueño posible, quien me daba ánimos para empezar este proyecto, pero por falta de presupuesto no podíamos concretarlo.

Como ya les conté en la biografía, por azares del destino acabé imitando a Selena, y me gustaba estar en los escenarios, pero… llegó el 2020, y ahí, sin trabajo acabé cantándole a la gente hasta su hogar, encerrados. Una época dura, a veces solo traía diez pesos, cinco los utilizaba en el transporte de ida y cinco de vuelta, en ese tiempo pensé que aunque sea el fin del mundo lo único que podía otorgarle al mundo es un poco de felicidad, porque es lo único que podía hacer.

Cuando empezaba la pandemia ¿Qué más quedaba cuando podías morir solo por un estornudo sin tapabocas o por agarrar un tubo en el transporte? Solo quedaba no perder la fe.

No tenía dinero y no había shows, no tenía donde pedir trabajo porque la ciudad estaba vacía, recuerdo que varios amigos y mi familia me prestaban de poco en poco para ir sobreviviendo, en Agosto, al borde de la paranoia total me invitaron a conducir un programa por internet, ahí conocí a Luis, que en ese entonces era solo una persona que iba de visita ajeno a la producción, pero tenía algo especial… tenía una ferretería, uno de los negocios que no cerraban en la pandemia, obviamente lo primero que hice fue pedirle trabajo, y así empecé a trabajar en una ferretería.

¿Qué mejor lugar para escuchar cumbias si no es en una ferretería sin gente? La ponía a todo volumen, y nada más veía a Luis decirme con los ojos que me pusiera a trabajar, jejeje. Mis problemas se habían resuelto, ya tenía para comer todos los días, en pandemia… lo vi casi un lujo.

Con el paso del tiempo, Luis con más confianza me decía que NO le gustaban mis canciones, yo no sabía que él era músico, se había retirado del medio diez años atrás, le conté de mi proyecto con Vladimir y se sorprendió porque casualmente lo conocía y me dijo que él alguna vez fue su alumno.

Le seguía sin gustar mi música hasta que un día cuando la gente estaba guardándose de nuevo y estaba vacío el negocio, me preguntó de las canciones de mi disco y le enseñé la primer canción que abre este álbum, La rueda de fuego y con esa canción se emocionó con este proyecto, gracias a Mingo Saldivar y Ram Herrera mi segundo productor regreso a hacer música.

En medio de la pandemia ¿Qué más quedaba cuando podías morir solo por un estornudo sin tapabocas o por agarrar un tubo en el transporte? Solo recuperar la fe.

Y mi productor fue lo que hizo, recuperó la fe en la música y en ese instante encontré a quien comunicarle mis ideas y hacerlas música. Por primera vez era coherente lo que soñaba con lo que lograba con este material, dar felicidad y alegría a las personas.

Así que ese fue el inicio de una buena amistad y el principio de la creación del disco, el equipo estaba completo.